La ociosidad es la madre de todos los vicios, dice un proverbio, subrayando el carácter negativo que hoy en día solemos atribuir a este término. Y pensar que su origen latino, otium , encierra un significado más profundo y positivo e indica los efectos beneficiosos del llamado tiempo para uno mismo en nuestras vidas.
Tiempo que tendremos más disponible durante las vacaciones navideñas cuando cerraremos nuestras agendas repletas de citas para abrir, por ejemplo, un libro en el que sumergirnos en un cómodo sofá. Y aquí, en la feliz isla del espacio doméstico, podemos recuperar el contenido de la palabra de la que etimológicamente deriva la ociosidad, transformando estas pausas en preciosos momentos de regeneración.
«Desde el punto de vista psicológico, el descanso es fundamental porque ayuda a estimular el llamado pensamiento lateral», afirma la psicóloga Alessandra Micalizzi , autora, junto a Tommaso Filighera, del volumen Psicologia dell’abitare (Franco Angeli, 128 pp., 19 euros). «Si nuestro objetivo es resolver un problema de cualquier índole, por ejemplo relacionado con cuestiones laborales, familiares o de estudios, y nos centramos en esa actividad concreta, difícilmente seremos capaces de encontrar una solución».
Y continúa explicando: «De hecho, seguramente habrás tenido una iluminación en un momento completamente incoherente con la acción que te había puesto frente a esa dificultad. Aquí, el encendido de esa bombilla, y por tanto la estimulación del pensamiento lateral, también puede darse a través de la evasión, o de la capacidad de desprenderse del problema y adoptar otro punto de vista .
Lo cual me recuerda inmediatamente la famosa frase del escritor Joseph Conrad: “¿Cómo puedo explicarle a mi mujer que cuando miro por la ventana estoy trabajando?”.
No sólo eso. Micalizzi destaca que «la experiencia de pasar a una postura física diferente como la más cómoda y relajada de tumbarse en un sofá influye en nuestra actividad cognitiva: ayuda mucho porque cambiar de posición en el espacio afecta también a cambiar la perspectiva que uno tiene de las cosas ».
